Cuáles son los recaudos para evitar los accidentes de los chicos en las piletas

Viernes 19 de Enero de 2018, 12:42





El miércoles pasado, en Córdoba, un bebe de 19 meses murió a causa de una asfixia por inmersión luego de caer dentro de una pileta de lona con unos 30 centímetros de agua. En idénticas circunstancias, el 2 de enero murió en Rosario un bebe de un año y medio. Y en lo que va del verano también se registraron casos similares en Tucumán, Buenos Aires y Entre Ríos con chicos de distintas edades.

Ocurran en piletas (de material, lona o inflables), estanques o bañaderas, los ahogamientos constituyen la primera causa de muerte en bebes de uno a tres años, y la segunda (detrás de los accidentes viales) en chicos de uno a 15 años, según datos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

El año pasado, sólo en la Provincia de Buenos Aires, se produjeron 17 muertes por ahogamiento en chicos de hasta cuatro años, según cifras del Ministerio de Salud provincial.

Debido a que por lo general el niño no produce ningún ruido al sumergirse, el ahogamiento es conocido con un apelativo siniestro: "la muerte silenciosa".

Por su apariencia inocua, en las pequeñas piletas inflables y en las de lona las medidas preventivas suelen relajarse. Pero puede tratarse de un error fatal: "Un lactante puede ahogarse en diez centímetros de agua", alertó el doctor Osvaldo Aymo, secretario del Comité de Prevención de Lesiones de la SAP, y precisó que para un niño sumergido "sólo tres minutos pueden ser fatales o dejar secuelas permanentes, ya que la falta de oxígeno cerebral es crucial".

Las piletas de lona y las inflables deben ser vaciadas todos los días. "Los chicos de menos de tres años se asoman para mirar dentro, y como la cabeza es más pesada que el resto del cuerpo pueden caer con facilidad", explicó el doctor Manuel Rocca Rivarola, jefe de pediatría del Hospital Universitario Austral.

En los varones el índice de mortalidad por ahogamiento duplica al de las mujeres.

"Los varones de entre dos y tres años constituyen el grupo con mayores riesgos de ahogamiento: deambulan, se trepan, son inquietos y movedizos... y aún no saben nadar", alertó Rocca Rivarola.

Cuando todos miran, nadie mira

La fórmula más exitosa para evitar accidentes tiene tres componentes elementales: "La prevención, la vigilancia adulta responsable y el aprendizaje", explicó la doctora Patricia Cirigliano, directora de la Primera Escuela de Natación para Bebés.

Hay un lema que los pediatras repiten incansablemente: "Cuando todos miran, nadie mira". Se refieren a que la vigilancia de los chicos nunca debe quedar a cargo de un conjunto indeterminado de adultos. "Un chico puede ahogarse en una pileta solitaria o en una repleta de gente. Debe designarse a un solo y único responsable para ejercer las tareas de vigilancia", explicó Rocca Rivarola.

La SAP elaboró un Consenso Nacional de Prevención del Ahogamiento, que recomienda las siguientes "proporciones seguras" entre el cuidador y el número de chicos a cargo en una pileta: en lactantes, un responsable por cada bebe; en chicos de uno a dos años, un responsable por cada dos niños, y en chicos de dos a tres años, un responsable por cada tres menores. La distancia con el niño debe ser "el largo del brazo".

"Con la primera bocanada de agua que traga el niño ya queda generalmente imposibilitado de gritar por auxilio",
precisa el documento de la SAP, por lo que se advierte que el cuidador no profesional debe evitar caer en cualquier tipo de distracción: leer mensajes de texto, cebar mate, hojear un periódico, etcétera.

El mejor preventivo para no ahogarse es, naturalmente, aprender a nadar.

"La edad ideal para que los chicos aprendan a nadar se ubica entre los tres y los cinco años, dependiendo de la madurez de cada uno", calculó Rocca Rivarola.

Sin embargo, el aprendizaje no significa que los padres puedan disminuir el nivel de alarma: "El aprendizaje temprano de la natación hace que los padres consideren que ya no tienen que ejercer la misma supervisión sobre el niño", alertó Aymo.

El Consenso de la SAP recomienda depositar la enseñanza de la natación en profesionales, antes que apelar a la "docencia familiar", que suele ser menos eficiente en resultados, alarga el proceso y aumenta los fracasos transitorios. Y dado que el aprendizaje suele coincidir con la edad escolar y la preadolescencia, es necesaria una paciente y laboriosa dedicación de los padres, además de que no siempre se cuenta con la constancia o el entusiasmo del chico.

"La proporción ideal de seguridad en el agua es de solo un alumno por cada docente", detalla el Consenso y aclara que las clases grupales son para perfeccionamiento y práctica supervisada en etapas posteriores a la iniciación.

El chaleco salvavidas

En el mercado, la oferta de flotadores inflables para piletas es muy variada y colorida. Sin embargo, los especialistas son categóricos con respecto a la "falsa sensación de seguridad" que este tipo de accesorios ofrecen a los chicos y los padres: "Los flotadores símil-salvavidas, y más aún si son inflables (brazaletes, colchonetas, cámaras de automóvil o animales), no ofrecen ninguna garantía y deben desecharse", advierte la SAP.

"El único modelo recomendado es el chaleco salvavidas con abertura anterior, tres broches de seguridad como mínimo y una correa inextensible que une la parte anterior con la posterior del chaleco, pasando por la ingle del niño y asegurada con broche de seguridad", detalló Rocca Rivarola.

Este chaleco debe mantener al niño a flote con la cabeza fuera del agua, aun inconsciente, y su tamaño se elige de acuerdo al peso del chico, no a su edad.

Mientras las populares alitas pueden conseguirse en cualquier supermercado desde unos $50, en cambio el precio de los chalecos arranca en los $500.

Los especialistas coinciden en que deben evitarse los juegos y movimientos bruscos en el agua. Por ejemplo, aunque algunos profesores de natación alienten a los chicos a zambullirse de "palito", se trata de una práctica desaconsejable: "Si cuando un niño se zambulle así justo pasa otro por debajo, éste puede sufrir una lesión en la columna vertebral", explicó Cirigliano. La "bomba", otro de los favoritos de los chicos, también puede presentar algunos riesgos para los varones: "El violento choque con el agua puede provocar lesiones en los testículos", agregó.

Cuando la prevención falló y se produjo un ahogamiento, aún es posible apelar a un último recurso de emergencia: la Reanimación Cardiopulmonar (RCP)
. "El inicio inmediato de RCP por parte de alguien entrenado, aunque no sea un profesional, puede aumentar en un 40% las posibilidades de supervivencia de los afectados", explica un documento del Ministerio de Salud de la Nación, que alienta a los padres a tomar cursos para practicar estas reanimaciones prehospitalarias.

Muchas instituciones, como la Fundación Cardiológica Argentina o la Cruz Roja, imparten cursos de RCP, que suelen componerse de una clase única de alrededor de tres horas de duración y cuyos aranceles arrancan en los $280.

En muchos barrios cerrados la reglamentación interna exige que las piletas particulares cuenten con una reja perimetral. Aunque suele eximirse de la obligación a aquellas casas con terrenos cercados en todo su perímetro. Los especialistas, sin embargo, son contundentes: todas las piletas deben estar enrejadas; no alcanza con cercar los terrenos. "Debería legislarse para exigir a los barrios privados la colocación de rejas en todas las piletas", consideró Rocca Rivarola.

Medidas preventivas

Las piletas deben tener un cerco perimetral de 1,30 mts. de alto como mínimo, con barrotes verticales (jamás horizontales para evitar el "efecto escalera") y separados por una distancia máxima de 10 centímetros.


El cerco debe tener una puerta única con un mecanismo de apertura y cierre no accionable por niños pequeños.

No dejar mesas, sillas o reposeras próximas al cerco que faciliten su escalamiento.

Los bordes y el piso de la piscina deben ser de material antideslizante.

Las escalinatas de acceso deben ser de poca pendiente y tener escalones anchos, rectos, con baranda al menos de un lado y piso antideslizante.

Las piletas inflables o desarmables que no cuenten con cerco deben ser siempre vaciadas totalmente luego de su uso diario.

Para uso nocturno, la piscina debe tener una iluminación aérea a giorno. Las luces en las paredes de la piscina jamás las reemplazan y requieren una instalación absolutamente hermética y eléctricamente segura.


No dejar juguetes u objetos atractivos que floten en la piscina, pues llaman la atención de los más pequeños, que no tienen "noción del peligro"

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2101150-cuales-son-los-recaudos-para-evitar-accidentes-de-los-chicos-en-las-piletas