Buscan a un taxista acusado de intentar secuestrar a un niño en un robo

Jueves 25 de Agosto de 2016, 05:42




“Con esto, se me vinieron encima 30 años. Tengo miedo, me siento sin fuerzas y no dejo de pensar en todo momento lo que le podría haber pasado a mi hijo. Cuando a uno le pasa algo, lo puede superar. Pero cuando se meten con los chicos, es algo inadmisible”, señaló Sandra Morano con lágrimas en los ojos. La semana pasada, un taxista le robó $ 1.000 en mercadería y estuvo a punto de secuestrar a su hijo de 10 años. El inquietante momento ocurrió el martes 16, pero la víctima recién el miércoles se sintió en condiciones de contarlo.

Morano tiene un quiosco en una escuela de Villa 9 de Julio, por ese motivo ese día a la noche fue a comprar tres enormes bolsas de golosinas en un local de avenida Francisco de Aguirre y Balcarce. Iba con dos de sus hijos, de 18 y 10 años, y una pequeña nieta de 2. Al salir con la mercadería le hicieron señas a un taxi Fiat Palio.

“Mi hijo más grande acomodó las bolsas en el asiento de adelante mientras el más chico se sentaba atrás. Cuando quise subir, con mi nieta en brazos, el chofer aceleró y me caí de espaldas. Cuando arrancó, el taxi chocó contra un auto que circulaba por ahí, pero nunca frenó. Mi hijo más grande empezó a correrlo, pero no lo pudo alcanzar”, comenzó su relato la mujer, aguantando el llanto.

“Te llevo a tu casa”

El taxi aceleró por Francisco de Aguirre con la puerta de atrás abierta hasta que se encontró con una fila de autos que esperaban en la esquina de la avenida Juan B. Justo que el semáforo se pusiera en verde. Cuando el vehículo aminoró la marcha, el niño de 10 años se arrojó.

“Fue horrible ese momento. Desde el piso le pude ver los pies a mi hijo adentro de ese auto. Él empezó a llorar y le dijo al chofer que lo dejara bajar. El hombre le dijo ‘te estoy llevando a tu casa’. Era delgado, morocho, de unos 30 años. Se fue para el lado de El Colmenar. No le pude ver la cara”, admitió la mujer.

Menos de dos minutos después de sentir un inmenso terror al ver que un extraño se llevaba a su hijo, pudo abrazar al pequeño. Un vecino llamó al 911 y en “menos de cinco minutos” llegaron motoristas que la acompañaron a hacer la denuncia.

Morano no le vio la cara al taxista, pero se quedó con dos datos: en primer lugar, el número de la licencia, algo que ya dio a conocer a la Policía. Por otro lado, su hijo más grande le dijo que cuando se acercó al taxi, notó que no era de la capital, ya que la guarda tenía un color verde claro. Ella cree que es de Alderetes. Sin embargo, en la última semana llamó a todas las agencias de esa localidad y nadie le pudo aportar mayores datos, ya que no conocían esa licencia ni al conductor que ella les describía. Con todo, varios de ellos, le confiaron que “los propietarios de los vehículos ponen a cualquiera atrás del volante”.

Por su cuenta, Morano luego buscó al titular de la licencia en internet, pero se encontró con que ese dominio no existe. “A mí no me importaba quien fuera. Yo lo estaba buscando para denunciarlo”, señaló con bronca

Delitos en taxis

Este hecho ocurrió algunas semanas después del punto más álgido de la discusión que se desató en torno a los controles en los taxis. A mediados de julio, la Policía dio a conocer que cometer asaltos en taxis ya era un nuevo modus operandi. A esta situación se sumaron dos denuncias. La primera, de Antonio Rodríguez de la Asociación de Trabajadores Involucrados en la Actividad Taximetrera (Atiat), quien aseguró que tenía información de que presos con permisos extramuros estaban tras conduciendo taxis, algo que el municipio niega. Luego, el titular del Ente Nacional de Comunicaciones en Tucumán, Augusto Zucarelli, contó que habían detectado que algunos taxistas ingresaban a la frecuencia policial -algo que es delito- para enterarse de los controles.

Dos malas experiencias

Luego de quebrarse, pensando en lo que le podría haber pasado a su hijo, Morano contó que algunos días antes de ese suceso tuvo una experiencia muy desagradable con otro taxista. “Era un domingo. Habíamos ido a buscar a mi hijo más chico a la Iglesia y nos estábamos por ir al supermercado. El chofer que nos llevó estaba completamente borracho. Al final, uno a veces toma un taxi para evitar caminar por la inseguridad, y no siempre termina estando más seguro”, razonó.

El caso está siendo investigado por la comisaría 5°. Por el momento, no lograron encontrar al chofer acusado.
 

Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/696053/policiales/chofer-taxi-intento-secuestrar-nino.html