Bajo la lluvia, miles de tucumanos se reunieron para desagraviar a la Virgen

Domingo 26 de Marzo de 2017, 12:58

EN EL CORAZÓN DE LA CIUDAD. Miles de tucumanos salieron a la calle para participar de la peregrinación en el Día del Niño por Nacer y para repudiar la parodia que, el 8 de este mes en el mismo lugar, se hiciera sobre la Virgen María. La Gaceta / Foto



“Quisiera decirle a esa chica que hizo esa representación tan horrible de la Virgen que nos hizo un gran favor. ¡Porque nos ha unido mucho más a los católicos! ¡Con nuestra Madre nadie se mete!”, grita, sonriente, Micaela Corbalán, de 20 años, mientras el agua le chorrea por el pelo y la ropa.

Su amiga Abigail Bazán está igual, hecha sopa pero feliz, como las más de 25.000 personas, o quizás más, que peregrinaron el sábado en el Día del Niño por Nacer. Dos fuertes aguaceros que se desplomaron durante la tarde no lograron dispersar a los fieles, a pesar de que la mayoría iba con niños pequeños.

Entretenidos en pintar carteles, inflar globos y ensayar cánticos, muchos no tuvieron en cuenta los negros nubarrones que se avecinaban y no llevaron paraguas. A las 18.30 comenzaba a salir desde la plaza Urquiza la columna de fieles más alegre que jamás se haya visto. Los payaterapeutas caminaban bailando por delante y por detrás de las 20 imágenes de la Virgen María, en sus distintas advocaciones, que peregrinaron por la 25 de Mayo, hasta la plaza Independencia.

Allí iban Cecilia Correa con su hermana Carolina, y el pequeño Ernestito Décima, de ocho meses. “Somos una familia de 12 hermanos, de Aguilares. Soy la más chica”, dice Carolina. “Vengo a agradecerle a la Virgen y a mis padres por haberme tenido. Ya éramos muchos, pero ellos no se deshicieron de mí”, confiesa la joven que estudia una carrera universitaria, trabaja, y “lo más importante”, aclara, “soy feliz”.

Durante una hora y media las ocho cuadras que separan las dos plazas estuvieron repletas de fieles que no terminaban de llegar a la plaza Independencia. Miles de cochecitos con sus bebés, con carteles que decían “sí a la vida” o “permíteme nacer”, mujeres embarazadas, familias con abuelos y sobre todo, muchos jóvenes de movimientos y grupos parroquiales caminaban orando o cantando con alegría.

Llevaban banderas, remeras identificatorias con la imagen de la Virgen de su parroquia. Mientras tanto, por altavoz se escuchaban reflexiones sobres los distintos momentos de la vida intrauterina, desde la concepción hasta el nacimiento. El proceso mes a mes, de la evolución del bebé.

El Fortín Gaucho custodiaba la imagen peregrina de la Virgen de La Merced. Pero también estaban allí la Virgen de la Sonrisa, el Corazón de María, la del Perpetuo Socorro, un Cristo que llevaron los gauchos y un cuadro de Jesús Misericordioso, entre otros.

Los jóvenes del colegio Los Cerros y Los Cerritos llevaban un simpático muñeco, al igual que los jóvenes de la parroquia de la Resurrección de Jesús. Un imponente cartel portaban los fieles de la parroquia San Ramón Nonato, que llegaron en ocho colectivos, de los 20 que puso el intendente Germán Alfaro, presente en la peregrinación junto a su esposa Beatriz Ávila.

El padre Sebastián Sardo, de la Pastoral de la Juventud que organizó la peregrinación, ya cantaba victoria sobre el pronóstico, cuando sin mediar trueno alguno, el cielo se abrió como una tela y un furioso chaparrón obligó a las familias con niños a guarecerse en los techos.

Cuando la lluvia aiminó, los fieles volvieron a salir de sus escondites y lograron llegar a la plaza, ya sin carteles que terminaron arrastrados por la lluvia. A las 19.50 comenzaba la misa presidida por monseñor Alfredo Zecca en la esquina de la Catedral. Pero a las 20 volvió a largarse la tormenta con más fuerza todavía.

El diluvio duró 15 minutos durante los que los fieles se mantuvieron incólumes, algunos descalzos, tapándose con las banderas que habían llevado; los que tenían bebés y niños se refugiaron en la Catedral. “Yo había preparado una homilía que no voy a leer porque no quiero que se mojen más. Pero quiero sepan que me emociona ver un pueblo tan fiel como el de Tucumán”, dijo el arzobispo, a lo que todos respondieron con un aplauso. Luego de la misa se leyó una oración de desagravio. Hasta eso había parado de llover, y los jóvenes como Micaela y Abigail se quedaron en la plaza para sacarse fotos, sonrientes y mojados.
 


Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/nota/723449/actualidad/desagravio-virgen-empapados-felices-honraron-maria.html