Cómo es el plan del Gobierno para atraer a millones de chinos al país

Lunes 24 de Julio de 2017, 08:41

En 2016, 135 millones de viajeros chinos gastaron US$ 260.000 millones; a la Argentina sólo llegó el 0,03%. /Foto: La Nación



A primera vista, el negocio luce bestial: China "emitió" 135 millones de viajeros al mundo en 2016, que gastaron yuanes por el equivalente a US$ 260.000 millones, según la Organización Mundial del Turismo. Un flujo anual que es más de cinco veces el stock de reservas de Banco Central de la Argentina. Al mirar los números en detalle, se observa que cerca del 80% del turismo chino se queda en Asia. El resto suele conocer primero Estados Unidos y Europa. Sólo después recae el viajero en nuestra región, donde se reparte principalmente entre Brasil, primero y la Argentina, después.

Así describen el pasaporte chino promedio quienes conocen el mercado. Con 44.000 visitas en 2016, explican que es hoy un negocio marginal en la Argentina, similar al de una ciudad pequeña o mediana brasileña. Sudamérica en general presenta múltiples desafíos para captar a estos viajeros, pero hay una realidad: el turismo chino seguirá creciendo y hay quienes comparan sus efectos en la industria de viajes con los de la invención del avión aerocomercial. De cara al G-20, la Argentina será una importante vidriera para Asia en 2018, y los deberes deben hacerse de antemano si se quiere tomar máximo provecho de aquello.

Está claro que la solución al déficit de cuenta turística, que alcanzó egresos netos por US$ 8500 millones en 2016, según el Banco Central, y que tuvo en el primer semestre una caída cercana al 30% interanual, no llegará por la sola magia china. De cualquier forma, necesidad y la oportunidad obligan a jugadores privados y públicos a desarrollarse para un mercado que aún entrega dos dígitos de crecimiento año tras año.

El movimiento local es conjunto: aumenta el número de agencias registradas para recibirlos, los hoteles estudian y adaptan servicios para satisfacer sus gustos y el Gobierno se apresta a desplegar una campaña digital agresiva en redes sociales (WeChat, Weibo) y motores de búsqueda chinos (Baidu), según confirmó el ministro de Turismo de la Nación, Gustavo Santos. Tampoco se descarta una acción tradicional con Lionel Messi, el verdadero propagador de visibilidad en esas tierras tan lejanas.

El desafío es superar la velocidad del piloto automático: por sí sola, China emite al mundo muchos más turistas cada año y se proyectan 200 millones para 2025. Hoy la Argentina captura apenas el 0,03% del total. Ni un confite de la torta. El objetivo de la cartera argentina es triplicar rápidamente el negocio: 137.000 chinos en suelo nacional hacia 2019.


"Vamos a entrar fuertemente en China a través de lo digital, pero a diferencia de otros mercados, el proceso aquí es más lento. Uno no genera la estrategia y la adecua al mercado, sino que ésta debe nacer en términos culturales chinos. Es otro ecosistema de comunicación, codificación y estética. Hemos visto cómo otros destinos fallaron en esto. No se puede diseñar desde aquí, por lo que Argentina trabaja su estrategia con cabezas chinas
", explica Santos. El presupuesto total por vía digital ronda el millón de dólares.

La primera contra es clara: distancia y multiplicidad de escalas encarecen el pasaje. "En poco tiempo tendremos alguna tecnología que permita hacer en un único vuelo los 19.000 kilómetros que separan a Shanghai de Buenos Aires. Eso será un antes y un después, pero por lo pronto, el tema es cerrarlo en una escala. El turismo es conectividad o muerte: uno va hasta donde puede llegar", agrega Santos, quien observa que el avance más importante es un acuerdo de ventas entre Aerolíneas Argentinas y tres compañías aéreas chinas para tomar sus pasajeros en un punto intermedio y traerlos al país. Se exploran vías similares con Ethiopian Airlines, vía África.

Mientras tanto, el sector privado hace los deberes. Se contrata personal que hable mandarín. Se traducen sus páginas web y se estudian las costumbres orientales. Una operadora turística filma bondades naturales del país para mostrar en la TV China. En algunos hoteles porteños de lujo ya asignan una habitación especial con tetera eléctrica y té de jazmín; también un código QR con WeChat para conocer los servicios. El desayuno se sirve con arroz frito, tofu con reducción de leche de soja y vegetales al wok.


"El negocio puede hoy ser marginal por su tamaño, pero no en términos absolutos. Todas las cadenas y países vemos eso. Es importante estar preparado, no siempre existe una próxima vez en turismo. Hay que dar el servicio que este público necesita", dice Fabián Rodríguez Suárez, director de Desarrollo de Hilton.

"A partir de diciembre, la Argentina toma la presidencia del G-20 y uno de los países más relevantes del grupo es China. Tenemos un gran trabajo por delante para que los chinos nos miren durante todo 2018", complementa Luis Lisanti, director corporativo de Alvear Hoteles.

"Es un momento difícil para el sector, por lo que estamos todos tratando de sumar más mercado. Es cuestión de mirar proyecciones para darte cuenta que es progresivo. Los 120 millones que ya fueron a Nueva York, París y Tokio eventualmente van a ir llegando a la Argentina...", se entusiasma Carlos Marinelich, de Argenet Travel, una de las operadoras locales registrada para recibir chinos.

Los ajustes para satisfacer las demandas orientales son globales y, a veces, extravagantes. Una aerolínea de Hong Kong llegó a enseñarles kung-fu a sus tripulantes para estar a la altura si hay pasajeros en estado de ebriedad. Lo cierto es que un tofu en el desayuno no es sino el primer paso hacia una atención cautivante. Los chinos no suelen estar conformes con sus experiencias y se expresan online. ¿Estará la fuente para conocer cuál es el trato perfecto en el data mining de las redes chinas?

Matías Esteras, presidente de Vivaterra, una de las agencias turísticas que más tiempo llevan con el mercado asiático, deja una advertencia: "La gran complicación a futuro es que cuando el chino percibe rentabilidad, te pasa por arriba. En el caso de la Antártida, cuando vieron que era un destino particularmente interesante y que sacarse una foto ahí era valioso para ellos, decidieron ir directo a Ushuaia. Si notan que el mercado empieza a crecer, la empresa china se instala y te desplaza. Esto ha sido típico en mercados europeos o en el resto de Asia. Y en Brasil, ya pasó..."



Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2046063-desafio-de-la-selfie-en-el-obelisco-planes-para-atraer-a-turistas-chinos