"Me alejé porque estaba triste y disconforme con mi cuerpo"

Sábado 14 de Octubre de 2017, 14:12

Rocío Igarzábal cuenta por qué se alejó de la televisión en pleno éxito.



Supo bajarse del éxito y, cuando era furor en la Argentina y el mundo gracias al fenómeno que había despertado Casi ángeles, dejó todo para irse como mochilera a México. Allí se enamoró, se reencontró consigo misma y recién entonces, mejor plantada en la vida y embarazada de su primera hija, Rocío Igarzábal (28) decidió volver al país y encarar la profesión con otro aplomo.

Hoy festeja el Día de la Madre por dos. Por un lado, Lupe (de un año y tres meses) vino a completar y llenar de alegría la familia que formó junto al músico Milton Cámara. Y además, acaba de lanzar su álbum debut, Entre los árboles, con presentación incluida: será el 16 de noviembre, en La Trastienda. "Este disco significa un montón para nosotros: los temas son nuestros, los escribimos en casa. Se empieza a gestar como un sueño en México, pero acá se concreta, cuando (con Milton) nos sentamos a escribir y a componer con Lupe recién nacida", cuenta una Rochi emocionada.

—¿Cómo te encontró la maternidad?


—Es un torbellino de emociones y de cuestiones. Yo estaba viajando por México y, cuando quedé embarazada, los primeros meses sentía que salía a la calle y como que pisaba nubes. Estaba en esa cuestión de amor y de sentir que tenés una vida dentro. Empezaron a pasar los meses, llegó Lupe y uno empieza también a trabajar otras cuestiones: no es todo color de rosa, también empiezan los miedos, la responsabilidad. Un montón de cosas que en un principio uno no sabe que le van a suceder.

—Escribiste un texto sobre la maternidad que habla de la exigencia que hoy tenemos las mujeres. ¿Sentís que es un momento difícil?


—Sí, yo soy muy autoexigente y me pasó eso, me encontré autoexigiéndome mucho al ser madre, tal vez por esto mismo de que uno hoy en día tiene acceso a toda la información y terminás informándote de más y no siguiendo lo que a una le nace o el instinto. Hoy en día hay una cuestión de si hacemos colecho, si no hacemos colecho, si le das mamadera, si le das teta… Eran como un montón de cosas en las que todo el tiempo me sentía contrariada. Lupe es pequeñita de tamaño, siempre lo fue, yo también era pequeñita de bebé, pero siendo madre primeriza y cuando empieza el pediatra: "Bueno, hummm, está como bajando la curva de crecimiento". Empezamos: "Lo que yo le doy no es suficiente…".

—Además, las películas te muestran que dar la teta es lo más fácil del mundo.

—Eso también te pasa: estás todo el tiempo con cuestiones encontradas, porque cuando lográs esa armonía con el bebé y podés disfrutar ese momento mágico del universo… Obviamente la teta tiene un montón de beneficios, pero el vínculo también lo puede lograr una madre que le tiene que dar una mamadera. Todo lo que se haga con amor y todo lo que se haga en pos de generarle un bienestar al bebé o una felicidad es bienvenido.

—El tema estaba en la propia exigencia y en la autocrítica o en la mirada del afuera, y cómo juzgan la gente y las redes sociales, donde a veces la mirada del otro puede ser muy cruel.

—Uno tiene que estar fuerte para tratar de que esas cosas no le influyan tanto. Pasa eso también: cuando tenés un hijo empezás a escuchar un montón de voces, tanto cercanas como en las redes sociales o en la mirada del afuera, y eso te genera pensar "¿Será lo mejor para mi bebé?". Tal vez una cosa que es mejor para un bebé no es mejor para otro. Somos todos muy distintos y me parece que hay que enfocarse más que nada en observar a la personita que llegó y ver qué necesita.

—¿En qué momento te encontraste con la mamá que querés ser?

—Creo que hoy. Una siempre tiene cuestiones que revisar y ver cómo resolverlas, pero tuve unos meses en los que sentí mucho miedo, tal vez de dejarla con alguien. Estuve todo el año con ella sin trabajar y recién ahora estoy empezando a salir un poco de casa y dejarla con mi mamá o con mi suegra. Tenía un miedo que venía de mi historia, como una falta de confianza; eso lo estaba depositando en ella, y a Lupe también la veía como con cierto miedo a relacionarse. El bebé también percibe mucho cómo está la mamá y según eso se desenvuelve. Son procesos que tienen mucho que ver con el vínculo y con el desarrollo de la confianza y de la seguridad.

—Hablaste de estos miedos y tu propia historia: ¿qué pasaba ahí?

—Siempre fui muy curiosa de chiquitita y mamá tenía que estar corriéndome para todos lados porque yo me escapaba o hacía cosas así. Y por otro lado, cuestiones mías personales que prefiero preservarlas para mí.

—¿La volviste muy loca a tu mamá?

—La volví muy loca, sí. La sigo volviendo muy loca (risas).

—Te cambio de tema. En pleno momento de boom en Argentina y en el mundo saliendo de un éxito enorme como fue "Casi Ángeles", con "Teen Angels", te bajás y te vas a recorrer Latinoamérica. ¿Qué te pasó ahí?

—Estoy muy agradecida y disfruté muchísimo de lo que fue mi carrera en el pasado, todas las cosas que hice, pero estaba en una vorágine en la que había cosas de mí misma que no estaban bien. Me sentía triste, me sentía muy expuesta y no me podía conectar con algo que me estaba pasando a mí, interiormente. Esta cuestión de ponerse frente a una cámara y decir: "Sí, estoy bárbara", y después, cuando se apaga la cámara, sentirte muy insatisfecha con tu vida o con cuestiones que te pasan. Yo me sentía muy insegura: me veía en una foto y no me gustaba. Me castigaba mucho en ese sentido.

—¿No disfrutaste esa época?


—Sí, la disfruté porque arriba del escenario lo que sucede es mágico.

—Pero se apaga la luz…

—Pero se apaga la luz y yo tenía eso de que no me quería, sentía como que no estaba conforme conmigo misma, con mi cuerpo, cosas que le pasan a muchas chicas…

—¿Tuviste algún problema alimenticio en esa época?


—Sí, tuve problemas alimenticios. Lo quiero hablar desde un lugar muy respetuoso. Estaba en plena vorágine, yo no lo registraba tanto y no registraba la gravedad del asunto. Todo lo que tiene que ver con un trastorno alimenticio. Por ejemplo, dejar de comer porque en una foto te ves gorda, porque es algo de la mente que distorsiona la imagen. Y estando en un ritmo tan intenso, se deja de lado o se deja pasar. De repente paré la pelota porque venía muy acelerada y no venía registrando que estaba teniendo algún problema en ese sentido. Estaba dejando de comer: si veía una foto que no me había gustado, ya me ponía a dieta. No coincidía con la imagen que yo transmitía, que era de ir en pos de la salud, del ejercicio, de algo mucho más natural.

—¿Y quién te ayudó en ese momento?

—Tuve un grupo de contención muy fuerte. Mis padres, mis amigas, hice terapia en conjunto con una nutricionista, una psicóloga y una médica. Eso es imprescindible para salir de cualquier tipo de problema alimenticio o que tenga que ver con la imagen o con la inseguridad de una mujer o de un chico.

—Pudiste salir de eso una vez que baja un poco el furor, estando adentro era más difícil verlo.

—Sí, porque también era más difícil y, a la vez, uno no tiene tiempo de ir a una sesión de terapia. Lo venía pateando, porque decía: "Ya voy a estar bien, ya me voy a sentir mejor", y no sucedía. Entonces, en el momento en el que paré, me pude conectar con todo lo que me estaba pasando y me pude abocar a sanarme. Igual lo que más me ayudó y lo que más me hizo soltar todas esas cuestiones fue el amor personal, mi propia voluntad. Uno puede tener todo un grupo de contención, puede tener una terapia, pero si uno no quiere salir de eso, es muy difícil.

—Hay muchos papás que quieren que sus hijos empiecen a trabajar desde muy chiquitos y no todos los chicos están preparados. Es bueno remarcar que hay que mirar mucho a los chicos y a los adolescentes en ese momento de la carrera.

—Sí, obvio, que uno se sienta acompañado también desde un lugar más de contención. En ese sentido, en el mundo de Cris (Morena) yo sentía la contención, no era que sentía que me descuidaban.

—Con Cris los chicos estudian y están cuidados, pero de todas formas desde las familias hay que ver qué le pasa a uno por la cabeza en ese nivel de exposición.


—Totalmente. Es algo muy fuerte para cualquier persona y yo desde mi lugar soy muy sensible. Me pasó que, de repente, estar tan expuesta me mareó, me sentí rara.

—Empezás entonces este proceso de sanación, y te vas.

—Sí, tenía ganas de viajar hacía mucho tiempo. Fue muy loco porque, cuando compré el pasaje, me empecé a sentir muy plena. Desde un lugar distinto, empecé a sentirme muy bien conmigo misma.

—¿Era sin fecha de retorno?

—Me iba cuatro meses porque se estrenaba la película "El desafío". Pero no era que me iba a México a buscar trabajo: me iba a viajar, a recorrer, a nada, a disfrutar de no tener absolutamente nada en qué pensar.

—A gastar todo lo que ganaste por el mundo cantando…

—Te digo que usé las mismas ojotas durante un año y medio, estaba con la mochila. No iba en plan de viajar en hoteles, me fui a hostels, estuve como ahí sumergida en el viaje, viaje.

—¿Volviste para el estreno de la película?

—Sí.

—Y te volviste a ir.

—Sí. Ya estaba en otra. Me faltaba viaje. Cuando volví a estrenar la película estaba conociendo a Milton, estaba la propuesta de ponernos de novios y me quedaba todo por vivir con él. Lo conocí en Playa del Carmen, después estuvimos viviendo en Tulum y también nos fuimos para el Pacífico. Los lugares son increíbles, es un paraíso que no podés creer.

—¿Y ahí empezaron a hacer música juntos?

—Y ahí empezamos a hacer música juntos. Lo conocí en el hostel tocando con una chica que seguía viaje, entonces ella me encaró y me dijo: "Él se va a quedar solo, necesita una chica". Y yo fui y le dije: "Mirá, yo canto en Buenos Aires, si te divierte". Me dijo: "Bueno, bueno, después hacemos una audición y vemos" (risas).

—Era un cancherito.


—Mal. Pero bueno, tocamos y empezamos a armar una banda de cumbia. Estuvo muy divertido, con mucha gente que viajaba, armábamos fiestas a la noche, tocábamos covers de cumbia, de rock nacional, en inglés. Fue una fiesta espectacular.

—¿Por qué deciden volver?

—Porque yo quedo embarazada. Hablábamos muy seguido de qué lindo sería ser padres jóvenes, tener un bebé. Veíamos a muchos amigos que viajaban con hijos y nos encantaba la onda de los chicos. Lo pensamos y de repente sucedió muy rápido.

—Pero no fue un accidente.

—No, para nada. No nos estábamos cuidando y sucedió. Yo estaba muy emocionada. Y los dos tenemos esa cosita de "Bueno, paremos y seamos un poco más responsables en este sentido". Yo no me veía en el viaje hippie con un bebé, a mí me gusta un poco más estar cómoda, con la gente que quiero. Los primeros meses estaba como muy emocional y le dije: "Volvamos".

—¿Y acá la estás pasando tan bien como la pasabas en Tulum?

—Es distinto. La estoy pasando bien interiormente. Obviamente, me encantaría caminar dos cuadras y encontrarme con la playa y el mar, pero fue un viaje de muchos cambios personales. Y hoy me encanta estar sentada acá y hablándote desde un lugar totalmente distinto, siendo mamá, sintiéndome muy plena y feliz con mi vida. Me siento muy bien.



Fuente: https://www.infobae.com/teleshow/infoshow/2017/10/14/rocio-igarzabal-cuenta-por-que-se-alejo-de-la-television-en-pleno-exito-estaba-triste-y-disconforme-con-mi-cuerpo/